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Vivienda de interés social en México

Historia y Contexto

 

             Al principio del siglo XX, como consecuencia de la Revolución Mexicana, los arquitectos en México dirigieron su atención al diseño de desarrollos de vivienda para el beneficio del proletariado. En este sentido, un nuevo complejo habitacional se desarrolla en las periferias de la ciudad, “La Ermita”, edificio construido en la ciudad de México en 1935 (Sánchez Corral, 2012).

Edificio Ermita, Ciudad de México.

Edificio Ermita, Ciudad de México.

Desafortunadamente, debido a la inestabilidad gubernamental de esos tiempos, las acciones significativas respecto a la construcción de viviendas se llevaron a cabo hasta 1940, debido a la ley de industralización nacional, cuando diferentes alianzas con Estados Unidos de America  promovieron una gran producción de casas de interés social, gracias a la producción de construcciones y materiales en masa que ayudaron a generan una alta densidad en complejos de vivienda (Ballén Zamora, 2009).

Debido a que en México existe una centralización gubernamental evidente, la mayoría de estos desarrollos fueron construidos en la ciudad de México por el arquitecto Mario Pani entre otros, fundador de (ICA) “Asociación de Ingenieros Civiles", quien introdujo el concepto de la densificación vertical. Pani comenzó a establecer los lazos entre las constructoras y el gobierno mexicano (García Peralta, 2010). De igual modo, durante estos años, éste método de construcción comenzó a esparcirse a América Latina; lo que supuso construcción de vivienda en México siguió con el Movimiento Internacional de Arquitectura.

El centro urbano “Miguel Alemán” construido en 1947, y el residencial “Nonalco Tlatelolco”, son claros ejemplos del tipo de construcción que comenzó a desarrollarse en México durante este periodo.

Conjunto Miguel Alemán y Residencial Nonalco Tlatelolco, Ciudad de México.

Conjunto Miguel Alemán y Residencial Nonalco Tlatelolco, Ciudad de México.

Entre 1950 y 1970 México alcanzó el doble de su población, por lo que para poder satisfacer las necesidades de vivienda, se promovió el pago de impuestos para los trabajadores, generando de este modo fondos para un sistema de préstamo para obtener una casa. Esto permitió que algunos constructores privados de complejos vivienda social pudieran establecerse. Así mismo, después del terremoto de 1985 en la ciudad de México, al rededor de 33,000 personas perdieron sus casas, y 2,831 edificios se dañaron gravemente o fueron destruidos en su totalidad (incluyendo 3 edificios residenciales en Tlatelolco), por lo que la construcción de vivienda, dejó de ser tan alta (Sánchez Corral, 2012). En los años siguientes, algunas leyes de gobierno permitieron que la iniciativa privada  tuviera un fácil acceso en la compra de terrenos en las periferias de la ciudad lo que  permitió a los agentes inmobiliarios una mayor construcción de casas de bajo costo en grandes extensiones de terreno (Ballén Zamora, 2009). 

Desafortunadamente, durante la crisis económica de 1994, muchas de las constructoras se fueron a banca rota, dejando al mando a pocas empresas que monopolizaron la construcción de vivienda en México, tales como GEO y ARA (García Peralta, 2010), por consiguiente, en las siguientes 2 décadas, los complejos de vivienda se caracterizaron por la repetición de un patrón de construcción de bajo costo que alberga una densidad media de población.

Casas GEO, en Tultitlán, Estado de México.

Casas GEO, en Tultitlán, Estado de México.

Este tipo de construcción no cumple con la cantidad ni calidad en la demanda de vivienda en la población (García Peralta, 2010), por lo que después de que una vivienda de éste tipo es habitada se pueden notar alteraciones y modificaciones atendiendo a las necesidades de quien la habita, lo que refiere a una necesidad de personalización en su diseño. Aún cuando los sistemas de prefabricación han sido incluidos en la vivienda de interés social, los sistemas de construcción tradicional persisten y predominan, y éstas no satisfacen las necesidades en su totalidad. 

Casas de interés social, Villas del Rey, Mexicali, México.

Casas de interés social, Villas del Rey, Mexicali, México.

Igualmente, es importante remarcar que el 19% del gasto de energía en el país, se consume por el sector residencial, lo cual genera una emisión de CO2 que supera la media global (2013). Por lo que es necesario implementar un método de construcción de vivienda sustentable en América Latina; en tanto al diseño, es necesario considerar e incorporar un sistema de producción que permita al diseñador y al usuario, co-diseñar el producto final considerando materiales asequibles y de mejor calidad que ayuden a satisfacer las necesidades de los usuarios al mismo tiempo que la demanda de de vivienda. Es evidente que el gasto de energía es importante en este sector ya que no hay parámetros que muestren a los usuarios alternativas para reducir el consumo de energía.

Gráfica del consumo de combustible según el sector. País: México.

Gráfica del consumo de combustible según el sector. País: México.

Según el protocolo de Kyoto, en 2011 México contribuyó en 1.4 a la emisión de CO2 global , situándose como el número 12 generando emisiones de CO2  en el mundo, por lo que tiene el objetivo de reducir sus emisiones en un 50% para el 2050. (EuropeAid, 2009).

 

Bibliografía:

Ballén Zamora, Sergio Alfonso. Vivienda social en altura: Tipologías urbanas y directrices de producción en Bogotá. Bogota: Universidad Nacional de Colombia, 2009. 

EuropeAid. Cambio climatico en America Latina. AGRIFOR Consult, 2009. 

García Peralta, Beatriz. Vivienda social en México (1940-1999): (2010). 

Sánchez Corral, Javier. La Vivienda “Social” en México Pasado – Presente - Futuro. México City: JSa, 2012. 

Referencia:

Pablo Jiménez Moreno (2013) A METHODOLOGY FOR ASSESSING THE DESIGN OF AFFORDABLE LOW ENERGY HOMES IN LATIN AMERICA. Tesis de maestría. Fragmento del capítulo 2 traducido. The Glasgow School of Art / Escuela de Arquitectura Mackintosh.